miércoles, 27 de noviembre de 2013

PSICOLOGIA PARA PRINCIPIANTES


Si estás leyendo esto es, seguramente, porque tienes interés en la psicología, es más, después de leer el título del post seguramente sea porque tienes interés en la  psicología y no sabes exactamente de qué va o porque eres un profesional y te ha llamado la atención saber cómo alguien explica una disciplina tan compleja como la nuestra.

Si eres de los segundos, sabrás además, que es muy difícil de explicar ya que, más allá de que es la ciencia que estudia el comportamiento humano y los procesos mentales, intentar exponer las distintas áreas de intervención, las distintas corrientes que se dan, los diversos ámbitos de estudio, etc., no es tarea fácil.

Pues bien, como he dicho, la psicología es una ciencia, que se puede enmarcar como ciencia social o como ciencia de la salud, dependiendo del ámbito de la psicología que vayamos analizar. Por ejemplo, y sin profundizar porque lo veremos en posts posteriores, un psicólogo educativo estaría enmarcado en la psicología como ciencia social y, en cambio, un neuropsicólogo, estaría vinculada con las ciencias de la salud. De todos modos, ninguno de los profesionales de la psicología, aunque se sitúen más cerca de un extremo u otro de la dicotomía que estamos presentando, obvia la otra parte de su disciplina.    

Otro punto por el que es difícil explicar qué es la psicología es que en esta disciplina nos encontramos con distintos paradigmas. Pero… ¿qué es un paradigma? Un paradigma es una corriente de pensamiento. En este caso, son distintas corrientes de pensamientos las que explican el comportamiento humano y generan, por tanto, sus propios métodos de análisis e intervención, su propio vocabulario, su interpretación de la estructura de la mente… y, aunque en algunos casos es un punto de fricción intelectual, la mayor parte de profesionales considera  este hecho como algo muy enriquecedor para la disciplina y para la práctica diaria de ésta. 

Llegados a este punto os estaréis planteando qué diferencia hay entre cada uno de estos paradigmas. A mi modo de ver, las diferencias no son tan grandes. Yo lo entiendo más cómo cuestión sobre dónde poner la mirada a la hora de entender el comportamiento. Unos se centran en la conducta observable, como es el conductismo; otros en los procesos inconscientes y buscan el origen del comportamiento actual, como el psicoanálisis; tambien hay los que trabajan con los procesos mentales, como el cognitivismo; otros centrándose en lo relacional, como el enfoque sistémico; etc. No nos podemos olvidar de los profesionales que trabajan desde el eclecticismo, es decir, usan de cada uno de los paradigmas la metodología, las técnicas o el vocabulario que más se adapta a cada una de sus intervenciones. 

En resumen,  la psicología es una ciencia de la salud y una ciencia social, cuyo objeto de estudio es la conducta humana y los procesos mentales. Pero existen distintos paradigmas a la hora de investigar e intervenir, que hacen que el objeto de estudio de la psicología se fraccione en uno o varios aspectos: la conducta observable, los procesos mentales, el inconsciente, lo relacional, las percepciones… 
Sin embargo, hay profesionales de la psicología que creen que es muy enriquecedor para su trabajo tener una visión global del objeto de estudio y, así, se valen de las diversas técnicas, que emergen desde los distintos paradigmas. Este modo de entender la psicología se llama eclecticismo.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

BRUNO Y LA SIRENA


Érase una vez, un niño, Bruno, que todas las noches le pedía a su madre que le leyera un cuento de sirenas. Aguardaba impaciente durante todo el día la hora de irse a la cama para escuchar aquel relato que le hacía tener vivo y presente su sueño de conocer una. 

El niño fue creciendo y, aunque su madre ya no le leía cuentos de sirenas, él quería seguir pensando que algún día conocería a ese ser mágico con el que todas las noches aspiraba soñar. 

Cuando se hizo adulto, un día de lluvia, mientras Bruno volvía a su casa del trabajo, se tropezó con una chica, con un brillo especial en su mirada, que corría apresuradamente como si tuviera miedo de la lluvia. De repente, la chica, del propio nerviosismo, pisó un charco y en tan solo 2 segundos vio convertidas sus preciosas piernas en una deslumbrante cola de sirena. 

Bruno no se lo podía creer, lo que tanto tiempo llevaba soñando estaba delante de sus ojos, y sintió temor  al comprobar que su deseo se había hecho realidad, así, en vez de acercarse a ella y ayudarla salió corriendo y no paró hasta llegar a casa. 

Cuando se secó de la lluvia, se dio cuenta de lo que acababa de perder, su fantasía. En ese momento, echó a correr en busca de la chica pero ya era demasiado tarde, había desaparecido, no estaba, lo único que quedaba al lado del charco fue una escama turquesa del mismo color que su cola. 

Ese día Bruno aprendió que no sirve de nada tener sueños si luego te asustas de ellos y no sabes hacerlos realidad.